Post  415 – 25 de Junio de 2014 - Categoría: Acústica ambiental y ruido.

 

Se trata de la Noche de San Juan, una festividad de origen pagano, en la que se encienden hogueras y se disparan cohetes y petardos. Lo curioso de dicha noche es que pasa de ser la noche más ruidosa del año, con niveles altos de ruido muy repartidos por todas las calles, a ser la madrugada más tranquila del año.

Durante la noche se van sucediendo los ruidos de petardos, con las fiestas populares, los coches, los pobres perros aullando de miedo, gente paseando y riendo, etc. Y cuando llega la mañana, se escucha el nivel más bajo de ruido de fondo del año. Todo el mundo duerme. Nadie se mueve con el coche, nadie hace ruido, los perros no ladran, los pájaros no cantan, ningún animal genera ruido. Si además no hay ningún sonido provocado por la naturaleza, tenemos que no se generan ni sonidos geofónicos (naturaleza), ni biofónicos (animales) ni antrofónicos (personas).

Si te levantas temprano, es una mañana extraña, silenciosa como pocas, con una sensación de estar en una zona deshabitada y desnaturalizada, que es lo más sorprendente que puede pasarte en una ciudad. No cantan ni los pájaros habituales, todos callan por no haber podido dormir durante la noche.