Enmascaramiento por ruido sin amplificación
Post 414 – 9 de Junio de 2014 - Categoría: Acustica arquitectónica.
Agradezco mucho a Jesús Velasco por desvelarnos en el siguiente post, un restaurante de Lisboa, donde se puede hablar sin escuchar a las mesas vecinas, gracias al enmascaramiento a través de una gran fuente de agua.
Los sistemas de enmascaramiento por ruido (noise masking) tal y como los conocemos, surgieron en la década de los 60 en las oficinas abiertas (como la que aparece en la película “El Apartamento”) con el objetivo de que el sonido creado por un trabajador en su puesto no molestase a los que se situaban a su alrededor, introduciendo un ruido aleatorio, continuo y de bajo nivel en toda la oficina a través de altavoces colocados en el techo que enmascarara, ocultara o tapara el sonido producido por esas fuentes de ruido puntuales.
Existe un recinto en Lisboa que utiliza esta técnica de enmascaramiento aunque lo más probable es que el interiorista que diseñó la restauración de un almacén del siglo XIX de ladrillo y cerchas de hierro fundido con techo a dos aguas situado en la orilla derecha de la desembocadura del Tajo para convertirlo en el restaurante Kais, no pensase en ello cuando colocó una “cascada” de tres metros de altura y seis de ancho como separación entre la entrada y el resto de los espacios del restaurante.
Es un espacio diáfano, con poca distancia entre las mesas y un techo muy alto y sin ningún tipo de acondicionamiento acústico. Perfecto para generar un efecto “cocktail” que obligue al comensal a entenderse a gritos con su interlocutor que se encuentra a un escaso metro y medio. Sin embargo, nada más entrar el ruido generado por la “cascada” (ruido rosa) te acompaña y pronto lo integras en el sonido ambiente y lo ignoras de manera que se puede mantener una conversación con tu interlocutor sin oír apenas el resto de comensales que te rodean.
Cuando llega la hora de cierre la cascada deja de funcionar y bruscamente nos damos cuenta que estamos hablando a un nivel un poco mas alto que lo que sería lo normal y que además ahora escuchamos las conversaciones de las mesas cercanas y como en una coreografía se cruzan miradas y se baja la voz para tratar de volver a la confortabilidad que teníamos antes.
Este local, además de ser un lugar bastante acogedor acaba ofreciéndonos una demostración empíricamente perfecta de cómo funciona el enmascaramiento sonoro.
Jesús Velasco
Director Técnico
iA2 Ingeniería Acústica