Las orejas y Stravinsky
Post 74 - 9 de Noviembre de 2007 - Categoría: Psicoacústica y cerebro.
La foto tomada por Irving Penn en Nueva York en 1948, muestra al genial compositor Igor Stravinsky con 65 años haciendo el esfuerzo por escuchar. Estaba empezando a padecer pérdida auditiva, lógica por causa de envejecimento de las personas, y la mejor manera para recibir las ondas sonoras cuando empezamos a padecer sordera es doblar con la mano el pabellón de la oreja.
Irving Penn - Igor Stravinsky, New York, 1948
Las orejas son nuestros sensores auditivos y nos permiten localizar fuentes, identificar los espacios y minimizar las interferencias de otros sonidos.
Para interpretar un sonido, el cerebro humano ha de conjugar la información que le llega de ambos oídos. El oído externo consta de un pabellón y el canal auditivo. El oído externo está formado por el pabellón auditivo, cuyas funciones son: permitir la localización de fuentes en el espacio y proteger al conducto auditivo. El conducto auditivo es el canal que introduce las ondas sonoras hacia el tímpano.
La capacidad de ubicación de una fuente en el espacio recibe el nombre de localización. La localización es posible gracias a las diferencias percibidas por el sistema binaural auditivo que tenemos, dos orejas colocadas a una cierta distancia.
El sistema auditivo sitúa en el espacio un sonido dependiendo de la frecuencia del mismo. Para frecuencias altas utilizamos las diferencias de intensidad, es decir, la diferencia de volumen sonora que nos llega a ambas orejas. Por ejemplo la voz humana se sitúa entorno los 1000 Hz, aproximadamente, su longitud de onda es pequeña, inferior a 30 cm, con lo cual la propia cabeza hace de pantalla acústica y provoca que un oído no reciba el sonido con el mismo volumen que el otro. Mientras que para frecuencias bajas utilizamos las diferencias de tiempo para localizar el origen de sonidos, ya que la onda puede llegar a los dos oídos al tener una longitud de onda superior a nuestra cabeza, pero llega con una diferencia de tiempo.
También intervienen otro conjunto de ayudas que son las diferencias espectrales y aquellas producidas por la difracción dada por la cabeza del oyente, pero nos ayudan en menor medida.
Stravinsky no quedó completamente sordo como Beethoven, pero padeció una sordera parcial importante. Curiosamente se encuentra entre el trío de compositores más peligrosos para los músicos que los tienen que interpretar junto a Richard Wagner y Tchaikovsky.